ArtÃculo publicado en Suplemento cultural Posdata, Levante-EMV. Viernes 15 de noviembre de 2013.
En determinadas ocasiones se plantea la cuestión sobre la profesionalización de los agentes implicados en el arte visual contemporáneo de manera abierta y pública, en forma de seminarios, mesas de debate o incluso proyectos expositivos, aunque es un asunto recurrente y principal en el ámbito de las asociaciones profesionales del arte, engloben éstas a artistas, crÃticos, galeristas, investigadores o gestores culturales. No existe una regla única ni parece sencillo encontrar una media aritmética que se adecue a las pretensiones de todos ellos y que, por ende, mejore sustancialmente y de forma general a cada una de las partes. Las administraciones públicas y sus encargados de gestionar la cultura no han tenido, desde luego no en el ámbito de nuestra Comunitat, mucho interés en poner sobre la mesa las cuestiones capitales de su estructuración, racionalización, gestión y promoción del arte contemporáneo. Por más que los avances acaecidos en los últimos años hiciera pensar lo contrario, siempre han sido las asociaciones las que han tirado titánicamente del engranaje chirriante y desengrasado de la administración, quienes aún merodean los ámbitos del silencio administrativo, de la ofuscación nominalista de las acciones y del “vuelva usted mañanaâ€, seguramente esperando no estar ellos ya en un futuro próximo, para asà evitar atender con profundidad dichas demandas.
Esta tarde, a las 19’30h tiene lugar en la Fundación Mainel, dentro de los XVIII Coloquios de Cultura Visual Contemporánea, una mesa redonda que lleva por tÃtulo VÃas para la profesionalización de artistas jóvenes en España. Estamos invitados a participar en ella Felipe GarÃn , director del Consorci de Museus, Manuel Chirivella, coleccionista y director de la Fundación Chirivella-Soriano, Tania Blanco, artista y presidenta de la Asociación de artistas visuales de Valencia, Alicante y Castellón-AVVAC, y quien esto firma, como crÃtico de arte miembro de la Asociación valencia de crÃtics d’art-AVCA.
Es una buena oportunidad para intentar deslindar cuáles pueden ser esas vÃas para la profesionalización de los artistas jóvenes, sÃ, pero igualmente de todo el resto del sector: desde la Consellera de Cultura y su Secretario autonómico, pasando por los directores de museos, del Consorcio, diputados y concejales de cultura, sus numerosos asesores, los comités cientÃficos, coleccionistas, comisarios, crÃticos, galeristas y, por supuesto, artistas. Es decir, intentar entrever cuáles son las estructuras que seguimos manejando y saber decidir, es decir, ser valientes para decidir, si son las adecuadas para el tiempo que vivimos, no solo en sentido económico, sino social y polÃtico. No dará para tanto una mesa de debate, está claro, pero serÃa conveniente entender que la profesionalización empieza por dialogar y asistir a las citas que se proponen con la intención previa de iluminar las cuestiones planteadas. La profesión pasa por un momento de angustia máxima que no parece importar a quienes ejecutan los ERE y las reducciones de presupuestos que dejan a la intemperie a la mayorÃa de trabajadores autónomos (eso, los que pueden serlo) que pueblan esta profesión minusvalorada social y polÃticamente.
Profesionalizar la profesión debiera empezar por cundir con el ejemplo sobre lo que es público y comunitario, y no únicamente en el sentido presupuestario, sino también patrimonial. La labor educadora de las instituciones públicas al respecto de lo que debe ser cultura contemporánea dejó de tomarse en serio hace ya muchos años, al menos tantos como el IVAM y otros espacios museÃsticos borraron de un plumazo la sensatez, e implantaron con un golpe en la mesa la estupidez y el enchufismo generalizados. La profesión empieza por la educación y el respeto al ciudadano, y estas cualidades no pueden ponerse al servicio para la aniquilación de la memoria colectiva.