50 obras de la Colección del IVAM (1950-2000)

Texto publicado en 50 obras de la Colección del IVAM (1950-2000). Institut Valencià d’Art Modern.

Henri MatisseOcéanie: le ciel. (1946-1947). Pochoir y pantalla de seda sobre lienzo de lino natural. 171 x 360 cm. Edición: 30/30

El arte del siglo XX experimentó una transformación radical en todos y cada uno de los aspectos que se consideran fundamentales para valorar una obra artística en términos no solo de calidad, sino también de influencia histórica. Estos logros, sin embargo y con frecuencia, han sido valorados en su justa medida transcurrido un tiempo, vueltos a mirar con otros ojos. Algunas de estas características, como ruptura con el referente natural; avances en composición, uso del color y análisis de las formas; necesidad de implicaciones sociopolíticas, psicoanalíticas u oníricas; ruptura con lo anterior como una fase natural de autoafirmación; pasión iconoclasta; cuestionamiento de sus capacidades comunicativas en tanto que lenguaje y medio; derivación en objeto especulativo; aptitudes para la construcción de imaginarios globales, etc. trazarían una línea de tiempo de principio a fin del siglo. Henri Matisse es un artista decisivo para explicar y entender algunos de los avances formales más importantes de la primera mitad del siglo XX. El artista francés se incluye en esta selección, seguramente, como aquel artista que dejó un testigo empleado después de formas diversas por otros artistas.

            Dos detalles en la vida de Matisse pueden verse como relato de su relación con el arte. Como consecuencia de una larga convalecencia tras una crisis aguda de apendicitis, y ya con 21 años, su madre le regala una caja de pinturas y empieza a dibujar. Ya se había graduado en Derecho y había completado dos años de pasantía en sendos bufetes, pero lo abandona todo para estudiar arte. En 1941, con más setenta años, sufre una afección intestinal y la grave operación posterior, pese a ser un éxito, le obligará a estar sentado gran parte del tiempo hasta su muerte, trece años después. Los dos sucesos tienen que ver con la enfermedad y, tras el paso de ambos, con una influencia en su vida y en su práctica artística. La primera porque le crea un vínculo aún desconocido con el arte, y la segunda porque generará el cambio más importante en su carrera, cuando comienza a emplear los recortes de papel pintado adheridos a los soportes rígidos. En ambas experiencias se puede ver el arte como práctica terapéutica.

            La extensa y prolífica carrera de Matisse como dibujante, pintor, grabador y escultor tiene en el Salón de Otoño de 1905 una fecha trascendental. Creado en 1903 por el belga Frantz Jourdain, recogía un gran número de obras en el Grand Palais y surgió como contrapunto moderno a otros salones celebrados en París en primavera. Matisse participó con cinco dibujos y cinco pinturas, entre ellas La Femme au chapeu, adquirida entonces por la familia Stein, de EE. UU. En una de las 18 salas, en concreto en la VII, diez artistas entre los que figuraba Matisse y sus amigos André Derain y Maurice de Vlaminck, exponen un conjunto de obras que se alejan del estilo impresionista imperante, forzando las formas y acentuando los colores, con claras influencias —al menos en Matisse— del trabajo de Van Gogh, Gauguin y Cézanne, del que se celebraba en dicho salón una gran retrospectiva. El crítico de arte Louis Vauxcelles emplea por primera vez la palabra fauves (fieras) en relación con el tipo de pinturas congregadas en esa sala, que devino una «jaula de fieras». Este suceso marca un capítulo en la historia del arte que se antoja decisivo para el artista y para los sucesivos avances formales del siglo XX.

            Océanie: le ciel es una obra múltiple de tiraje limitado a 30 copias que responde a los procesos creativos desarrollados por Matisse a partir de 1941, tras la enfermedad. Está realizada con la técnica del estarcido (pochoir) y pantalla de seda sobre lino y destaca el gran tamaño, comportándose como un mural o casi un decorado. Los motivos vegetales ocupan gran parte de la superficie, como una mancha que incluye el resto de los elementos. Parece una gran zona de sombra observada por el espectador desde una postura yacente. Emplea dos únicos colores, el del fondo y el de la impresión, lo que lo diferencia de otras obras de este estilo, como las realizadas para el libro Jazz u otras que reflexionan también sobre Oceanía o La Polinesia, pero estas con recortes pegados al soporte, entre ellas Memoire d’Océaniecompletada en 1953. Esta técnica de recorte la denominó el propio Matisse «dibujar con tijeras» y sus influencias en el campo de la creación, la ilustración y el diseño gráfico son innumerables.

Bibliografía: â€”Henri Matisse. Catálogo de la exposición realizada en el IVAM, del 21 de octubre de 2003 al 11 de enero de 2004. Valencia: IVAM, 2003. â€”Bajo la bomba. El jazz de la guerra de imágenes transatlántica 1946-1956. Catálogo de la exposición realizada en el MACBA, del 4 de octubre de 2007 al 7 de enero de 2008. Barcelona: MACBA, Museu d’Art Contemporani de Barcelona, 2007. â€”Oeuvres de Henri Matisse. Catálogo realizado Isabelle Monod-Fontaine, Anne Baldassari, Claude Laugier. París: Centre Georges Pompidou, 1989.