Texto realizado con motivo de la exposición Wild Pulse de Nelo Vinuesa en MAG-Mustang Art Gallery, Elche.
La imagen es el resultado de una construcción espacio-temporal. El espacio suele estar definido por el formato: el rectángulo, el cuadrado, el tondo y, en otras ocasiones, éste somete la representación a la mimesis en paredes o cúpulas, apareciendo el mundo y diluyéndose la arquitectura. El tiempo queda detenido, aprisionado incluso, en los lÃmites del espacio, pero también en la cronologÃa de su época. La cultura visual, el arte en sus diversas variantes lingüÃsticas, constata el devenir concreto de estos registros, que actúan como marcas en la pared de la historia. El cuadro se construye asumiendo el peso completo de la representación. Esa imagen generada desde el vacÃo es el puntal de una mirada personal transformada en acontecimiento: se ofrece como narración de unas ideas y como deseo constatable de que esas ideas encuentren un público.
La imagen-fija delimita su complejidad con el paso del tiempo –constatable en el envejecimiento de las cosas y las caras– en el movimiento de las apariencias de sÃ, como las sombras en la caverna. De ahà que los lÃmites devengan aristas: intermediarias entre un plano y otro, ajenas a las luces y las sombras que éstos reciben y reflejan, pero Ãntimamente ligadas a ellos, pues permiten la sutura y el pliegue, ejercen su función de bisagra. Las aristas son a la forma lo que las lÃneas al plano; economÃa de medios y funcionalidad máxima. El proyecto Wild Pulse de Nelo Vinuesa (Catarroja, Valencia, 1980) gana en complejidad al incluir el tiempo. Dicho asà puede parecer una obviedad, puesto que se introduce el movimiento, y éste se genera por la sucesión continuada de escenas. Es un “movimiento aparente†que se ha asumido como ejemplo veraz de la realidad y que ha llegado a dÃa de hoy reincidiendo sobre los mismos planteamientos técnicos, sólo que más sofisticados. Pero en este caso, espacio (escultura) y tiempo (videos) vienen a completar la pintura, imponiéndole ritmo y velocidad por un lado, y convirtiéndola en escultura tridimensional, en el otro.
El aparataje del artista evoluciona y muta de la superficie plana al movimiento generado por la animación y al espacio necesario para disponer lo escultórico, pero todo sirve al mismo fin. Las piezas que conforman Wild Pulse confeccionan un archipiélago de elementos que por separado mantienen sus individualidades, pero que al estar en cercanÃa unas de otras, ofrecen una versión más compleja y rica de sus propios planteamientos aislados, unidos por aquello que les separa. Desde sus comienzos, la obra (pictórica) de Nelo Vinuesa ha introducido con naturalidad materiales hÃbridos ajenos al estado natural de la pintura (por ejemplo plásticos y vinilos), pero cuyas propiedades enlazaban con el acrÃlico y con la necesidad de plantear el cuadro como tablero de juego y experimentación donde confluyeran todas las posibilidades al unÃsono. En esencia, predomina la creación de un universo complejo donde caben todas las inquietudes generadas por el artista, conviviendo juntas en la misma superficie. Al mismo tiempo, este universo resulta familiar por sus múltiples vÃas de reconocimiento con la pintura clásica y su preocupación máxima por la construcción del paisaje; con la sÃntesis formal de los juegos de ordenador primigenios y su estética de 8 bits; con la posibilidad constante de una salida de la pintura ante la encrucijada de su ensimismamiento.
La serie de seis vÃdeos es un retrato poliédrico de la ciudad de Londres, la gran metrópoli ajena a muchas influencias y ella misma generadora de todas las imaginables. La ciudad es una protagonista que interpreta varios papeles principales: la mezcla racial y su carácter cosmopolita (Portraits); la dificultad de mantenerse a flote fÃsica y anÃmicamente en una ciudad tan demandante (Fall); los conflictos y revueltas sociales (Isle of Haunts); la omnipresencia del paisaje, de los jardines y bosques dentro de la ciudad o en sus lÃmites (Lotus, Winternight) y la mirada perdida pero activa ante todo lo que ocurre, en ese espléndido Panorama.
Por otro lado, la instalación Treassure Island consigue trasladar al ámbito tridimensional ese propio universo realizado por capas opacas y traslúcidas en los vÃdeos y las pinturas, predominando una voluntad de juego y de tablero donde desarrollarlo. Realizar la maqueta de un mundo es aprehenderlo y constatar la complejidad de su diseño: conocer el funcionamiento de todo lo que nos rodea para convertir la inconmensurabilidad en simple y llana funcionalidad.