Actitud remasterizada

Jota Izquierdo. The Promised Land Remix. MAV, Valencia, noviembre de 2007 – enero de 2008

No faltan ejemplos en los diferentes ámbitos de la creación para certificar cierta necesidad de determinados autores de recrearse a sí mismos. En cine, la concepción de segundas partes acarrea un cierto malditismo, “nunca fueron buenas”. En literatura tal vez pasen más desapercibidas respaldadas o no por la persistencia de los lectores, igualmente subyugados al trasiego mercantil de la industria cultural, pero en apariencia más predispuestos a los recorridos personales y a sus vericuetos. En arte, son casi una constante que tanto afecta a la reelaboración idéntica de obras en principio efímeras o biodegradables, como a la relectura de una misma idea expresada tiempo atrás. No podemos dejar de pensar que, en ambos casos, también entra en juego una voluntad especulativa, en el completo sentido del término: etimológica y popularmente.

Por lo tanto, no es tanto la importancia de la recreación como la concreción de una demanda que empieza por uno mismo. En ocasiones, cierta ideas vuelven como se comportan los ciclos, formando anillos cada vez de mayor diámetro que arrastran más contenido y lo ofrecen de manera más compleja. La persistencia de las series, la importancia de lo colectivo para siquiera alcanzar a expresar una opinión personal, es algo, esto sí, que se da en cualquier creación contemporánea. Podría ser leída como una conclusión de la “reproductibilidad técnica” y de su amortización subsiguiente, más que una propiciada por la muerte o el enfriamiento de sus auras, nunca más trascendentes.

Ya en 1968, Susan Sontag hablada de la “exigencia” de ver la obra de Godard íntegramente, pues “cada película es […] un fragmento que, en razón de la continuidad estilística de la obra de Godard, arroja luz sobre los otros”. Después vino la seriación como leit motif de las trayectorias artísticas y, entre medio, las fotografías de Sherry Levine alcanzaron cualidad de paradigma con el que aniquilar las medias tintas de las referencias. Mientras tanto, y por encima de cualquier otra cosa, una extendida influencia de la música popular en todo lo circundante. El concepto de sampler tanto recoge la intención de los palpables fotocollages de entreguerras, como las posibilidades contemporáneas de archivo en la era digital, o la unificación gráfica de los blogs. Lo posmoderno es, en sí mismo, un concepto sampleado un número infinito de veces.

Sobre el doble intento de encontrar la tierra prometida, es decir, sobre la persistencia de alcanzarla a través de quince años de diferencia entre ambos, sólo es posible aducir motivos de fe. Otro término manido que, en el ámbito del arte contemporáneo, a veces se confunde con la coherencia y otras, más comúnmente, con su razón [cínica] de ser.