Una exposición es un arma cargada de sentido

Publicado en suplemento Posdata Levante-EMV. Sábado 6 de abril de 2019. Con motivo de la exposición de Mapa Teatro De los dementes, ò faltos de juicio. Programa Fisuras. Museo Reina Sofía. Hasta el 29 de abril de 2019

En ciertos momentos, una exposición explica qué es, para qué sirve y por qué sus capacidades estéticas y comunicativas son todavía un bien preciado. Esto es una cualidad que merece ser resaltada pues, en la mayoría de los casos, las muestras se limitan a agrupar una serie de elementos—por lo general con cualidades artísticas—como una suerte de taxonomía de capturas y logros. A modo de trofeos superpuestos en diferentes niveles, las obras se exponen en estancias que parecen emular los pabellones de caza. Demuestran con creces su studium, por trasladar hasta este contexto los conceptos barthesianosasociados a lo fotográfico, pero adolecen con la misma intensidad del punctum. Poco hay en ellas que las haga realmente reseñables y, aún menos, remarcables.

Otras exposiciones, por el contrario, redimen de un recorrido infructuoso de búsquedas y surgen, como si nada, con la simplicidad que contiene una voz clara y, al tiempo, con la complejidad otorgada a un artefacto de precisión. De los dementes, ò faltos de juicio, del colectivo Mapa Teatro, es una de estas últimas. Por varias razones, merece no ya su visita, sino su estudio y análisis, su disfrute presencial más allá del tiempo que normalmente se le dedica a una muestra. Una de estas razones es su adecuación a los tres espacios donde se ubica: en el Espacio 1 de la primera planta, sede habitual de los proyectos del programa Fisuras; la Sala de Bóvedas situada en los intestinos del edificio Sabatini; y la escalera recayente a esta última, que la comunica con los otros niveles del museo. Otra razón no menos importante es el proceso de investigación realizado sobre el propio edificio desde su origen como hospital, así como el modo sencillo y directo de enunciarlo; no en vano, los componentes de Mapa Teatro, los hermanos Heidi y Rolf Abderhalden Cortés, han trabajado un número importante de proyectos desde los fundamentos del teatro de acción con bases pedagógicas. Por último, porque parecen profundizar hasta la etimología misma de la palabra «escenario» (derivada del término griego «situación») para precisamente generar una situación donde pareciera haber, simplemente, una exposición en exceso teatralizada.

En el pequeño zaguán previo al Espacio 1, se han ubicado, en la pared, maquetas realizadas en cartón de los tres espacios, como un índice a escala de lo que vendrá inmediatamente después y una «exposición» de los materiales preparativos. La sala principal de este espacio es la contenedora de la información documental y explicativa del proyecto. La pared frontal, la más amplia, se comporta como un gran panel formado a su vez de material textual, la impresión ampliada de un mapa antiguo, fotografías del paisaje alrededor de la mina colombiana, y un vídeo en cuatro canales que se muestra en sendos monitores agrupados como un videowall. Los textos de esta sala incluyen un fragmento del discurso de aceptación del Premio Nobel de Gabriel García Márquez acerca de la importancia del oro en la cultura colombiana, fragmentos de noticias de diarios, información relativa a las Minas de Marmato y otras relativas a la función del Hospital General y de la Pasión de Madrid, sede hospitalaria del edificio Sabatini hasta 1968. En una cámara contigua, dentro de una urna y sobre un disco giratorio, se expone un amuleto áureo, que nos interpela como un símbolo de la búsqueda enfermiza de riquezas propia de la irracionalidad colonial y del posterior devenir capitalista.

El segundo espacio es la escalera, que une y comunica esta planta con las inferiores hasta llegar a la Sala de Bóvedas y continúa hacia arriba vinculándose con las plantas (y exposiciones) restantes. En su hueco se ha generado un sistema de poleas mecánicas que permiten subir y bajar dos recipientes de hierro que contienen sendos proyectores de vídeo, pero que emulan los contenedores de carga y descarga del material extraído. Cada uno de ellos proyecta un vídeo hacia uno de los lados principales de la escalera, haciendo un barrido por cada aspecto arquitectónico del espacio: barandillas, techos abovedados de la escalera, zócalos… y acompañan al público en su bajada al sótano o en su subida posterior. Los travelling de proyección son un auténtico hallazgo técnico y conceptual, porque emulan a las claras la acción extractiva, desde las profundidades hasta la parte superficial. La Sala de Bóvedas es la última parte de la muestra y la más esperada. En la estancia principal, desde un orificio de la pared frontal, se retro proyecta un vídeo del trabajo real en las Minas de Marmato. Desde el hueco surge periódicamente una vagoneta que se estrella contra el tope del final férreo. Cuando esta se detiene, en el pasillo contiguo otra vagoneta arranca con fuerza y choca contra otro tope final, emitiendo al hacerlo un estruendo catártico. La Sala de Bóvedas fue en su día el espacio destinado a acoger a los excluidos de la sociedad, entonces llamados «dementes ò faltos de juicio», cierre de un círculo realmente mágico.