Texto realizado para el catálogo de la 9ª Biennal MartÃnez Guerricabeitia Inmigració Emigració. Universitat de València. Museu de la Ciutat, València. Enero – Marzo 2008
La fragilidad del papel, directamente clavado sobre el muro con clavos finos, el grafito y la tinta sobre su superficie levemente rugosa; en definitiva, la técnica sobre el soporte, se relacionan con el tema tratado en esta 9ª Bienal MartÃnez Guerricabeitia como una tautologÃa. Inmigración, emigración es un tema edificado sobre bases arenosas, de consistencia débil, que mantiene una estructura atiborrada de asideros y elementos añadidos, cuya amenaza de caÃda inminente es precisamente lo que parece mantenerlo en pie. También el dibujo, donde un mundo ilimitado de representación se asienta sobre la base degenerativa del soporte. La solidez del tema la otorga su importancia vital y su presencia social, como un concepto paraguas que incluye e implica miles de vidas, sueños y promesas estampadas contra el suelo y la burocracia de las leyes y los Estados. Pero para reflexionar sobre la inmigración y la emigración, su reflejo en espejo, no podemos basarnos únicamente en la opinión de los medios de comunicación, hábiles correas de transmisión del poder polÃtico, social y económico. Por mucho que estos sean los más influyentes generadores de opinión pública y sobre ellos recaiga la responsabilidad de decir, al menos, lo que no es; pues incluso la opinión más contrastada queda banalizada en el gesto sobrio y sobreactuado de quienes presentan las noticias que cambian el mundo. Es la publicidad generada sobre este tema, no siempre ajustada, lo que lo convierte en una suerte de demonio o fantasma, que tanto aterroriza por su supuesta virulencia como asusta por su singular inconsistencia.
Por otro lado, serÃa asimismo interesante relacionar las fronteras, la importancia dada a las franjas limÃtrofes y la tierra de nadie, con la propia técnica empleada. La planitud de un mapa con las referencias gestuales de un dibujo que juega a representar lo realizable. ¿Puede acaso la representación de cualquier tema no ya sustituir ese tema sino acercarse a éste con la nitidez necesaria, con la perspectiva delimitada, sin las influencias prejuiciosas inevitables? Seguramente, estarÃamos hablando de otra cosa muy distinta al arte que urgirÃa, asimismo, de análisis alejados del campo estético. No por ello, esta limitación resta conflictividad al encuentro ni resulta menos apta o necesaria su práctica. El conjunto de diez dibujos de diferentes formatos Señoras y señores, amanece y todo sigue bien de MartÃn López, debe comenzar a analizarse por el tÃtulo. En cierto sentido, entender el tono de la frase puede servirnos para comprender al menos tres elementos interrelacionados en su incipiente producción artÃstica. En primer lugar queda patente la existencia de un espectáculo o la convivencia inapelable dentro de éste; su relación con el momento de una presentación al inicio de un evento que tanto podrÃa ser un número de circo como el titular previo a un discurso o la sÃntesis de un eslogan, nos sitúa en un contexto preciso. La sociedad actual de la información parece sustentarse en la creencia de sà misma a través de sus costumbres inalterables y hábitos cambiantes –convertidos ambos en espectáculos banalizados- y en la fidelidad a sus principios, que incluyen al mismo tiempo las caracterÃsticas anteriores.
Los otros dos elementos serÃan una clara consecuencia de éste, donde el señoras y señores se muestra como el argumento principal que inicia, pero también conduce, el resto. La segunda parte del tÃtulo, amanece y todo sigue bien, reincide en esta idea afianzando por un lado la sensación de comienzo, de ciclo que vuelve cada dÃa y marca por igual crecimientos y deterioros. Por otro, el todo implica un conjunto de agentes que actúan y provocan una reacción continuada; mientras el sigue hace referencia a un nivel ya adquirido que se mantiene, y que lo hace en una condición óptima [bien].
Asà pues, el tÃtulo nos indica [o asà queremos interpretarlo aquÃ] que habitamos dentro de un espectáculo del que no podemos ser ajenos, siendo agentes decisivos, usuarios-clientes, a la par que espectadores. Este ecosistema de lo espectacular, atendiendo a la variedad de las escenas que convergen en este mural fragmentario, abarca desde el poder polÃtico y militar hasta la educación como camino marcado, pasando por la religión como condena y la fiesta popular como catarsis. Dichos elementos se entrelazan dentro de una interesante no-contextualización de las escenas, que remiten más a determinados comportamientos e incluso roles o estereotipos, que a lugares geográficos precisos. Para abordar un tema poliédrico y problemático como el dado, resulta determinante esta no pertenencia definida, por más que determinados detalles, giros lingüÃsticos o fisionomÃas particulares sà remitan en ocasiones al contexto latinoamericano o, más concretamente, a la nacionalidad peruana del artista.
MartÃn López Lam nace en Lima, Perú, en 1981 y viaja a Valencia en 2003, donde reside desde entonces. La importancia de este detalle quiere verse no tanto como particularidad biográfica cuanto que relación inseparable con el tema propuesto. Como estudiante inmigrante y artista gráfico, resulta de gran importancia su visión distanciada sobre determinadas realidades de allá insertas en su nueva etapa de aquÃ. Su experiencia vital, de doble filo, le permite un conocimiento ajustado de las ventajas y dificultades que ofrece el trasiego intercontinental; su oficio gráfico, que incluye interesantes trabajos en el ámbito de la publicación y edición de zines, le posibilita representar la sÃntesis de sus experiencias, con el tono añadido de la burla y el esperpento propios del humor gráfico de contenido social.
La disposición de los diez dibujos sobre el muro remite a modos de representación narrativa fragmentarios, propios tanto de las novelas gráficas como deudores de las composiciones de los retablos, donde sin embargo en este caso, las diferencias de tamaño no responden a sus desigualdades jerárquicas. Es evidente que tanto el discurso como la narración de esta obra, entendiendo el primero como el contenido y la segunda como el tono empleado para difundirlo, responden a un sistema de representación netamente contemporáneo. La discontinuidad lineal posibilita diferentes niveles de lectura que, leÃdos en conjunto, generan otro más amplio y complejo que la simple suma de sus partes. En cierta forma, este polÃptico se ancla en la sociedad rizomática y nodal que analiza y de la que surge, pero sintetiza sus abstracciones complejas con la concreción formal de un tipo de dibujo muy caracterÃstico, de trazo firme, aspecto formal suelto y mensaje directo. Aspectos que evocan o llegan a simbolizar un posicionamiento de compromiso ante el producto cultural resultante: forma y contenido se desprenden de sus lastres históricos para devenir uno solo, pero donde, sin embargo, el medio no es necesaria ni únicamente el mensaje.