IVAM, volver al origen

Texto publicado en Levante-EMV el domingo 8 de junio de 2014, Sección Opinión y Participación. Colectivo Terra crítica.

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Desde que el 4 de abril pasado Consuelo Ciscar fuera destituida como directora del IVAM, cargo que ostentaba contra todo pronóstico desde 2004, se esperaba la condena de su marido Rafael Blasco acusado de malversación y otros delitos por el presunto saqueo en las ayudas al Tercer Mundo. El relámpago anunciaba el trueno. Blasco evita de momento entrar en prisión tras abonar 200.000 euros de fianza, una pequeña parte de todo el dinero que, también presuntamente, nos ha birlado a la ciudadanía durante su larga trayectoria itinerante entre conselleries a lo largo y ancho de más de treinta años.

El 7 de junio de 2003, a las puertas del entonces ya clausurado IVAM-Centre del Carme, donde se inauguraba la segunda edición de la Biennal de València, un grupo de activistas, artistas, profesores universitarios, gestores culturales, críticos y ciudadanos comprometidos, esperaban con una ensordecedora pitada a Ciscar y Blasco, que llegaban cogidos de la mano y saludando astutamente a artistas como Orlan y Miralda, que también pitaban. El entonces todavía conseller de Bienestar Social aplaudió a los allí concentrados, no se ha sabido nunca muy bien si porque admiraba el arrojo de unos locos que desafiaban la velocidad de crucero de una comunidad que era la envidia del resto del Estado, muy lejos aún del destape de los casos de corrupción y la crisis; si lo hizo porque su cinismo no le permitía otra reacción menos lógica, o si porque, en definitiva, era un modo chulesco de ocultar su nerviosismo. Lo cierto es que debido a las protestas, las puertas del Museu se cerraron con estrépito tras la entrada del matrimonio, mientras los de afuera, ante la atónita mirada de los guardias de seguridad, gritaban apasionadamente: «¡Esto no es cultura, es una impostura!» y «¡Hemos cerrado la bienal!».

Si hay algo que debemos recuperar en este momento, es la memoria. Esta sociedad ha vivido muchos años padeciendo un síndrome muy similar al miedo y otro, adosado y derivado del primero, que ha sido la facilidad recurrente al olvido. Se cumplen ahora once años de aquel gesto y la conclusión es que ya entonces se sabía perfectamente de qué iba este juego de peones y reinas, de políticos corruptos enfrentados a la ciudadanía crítica.

El IVAM se encuentra ahora mismo en un proceso de transición que culminará con la elección del nuevo director para los próximos seis años a través de un concurso internacional público. El anuncio del jurado encargado de valorar a los candidatos fue recibido críticamente a través de un manifiesto firmado el pasado 16 de mayo, Día internacional de los museos, por el sector profesional de las artes visuales de la Comunitat Valenciana. El motivo principal es que algunos de los expertos que componen el jurado son considerados por las asociaciones profesionales como parte interesada.

La posibilidad de que el IVAM recupere su condición de instituto, es decir, que genere base cultural para la ciudadanía conocedora que quiere profundizar en diferentes procesos de aprendizaje, así como para quienes quieran empezar a conocer; que ponga en el centro del debate la cuestión esencial de la contemporaneidad en una sociedad compleja y en profunda transformación; que siente bases de comunicación y diálogo con las universidades; que reivindique la participación como engranaje necesario de intercambios socioculturales? En definitiva, que recupere las ganas de ser y estar presente en el contexto cultural del Estado español y de Europa, es lo que muchos de nosotros esperamos desde hace tiempo. Es una oportunidad crucial que no podemos, de nuevo, dejar pasar de largo.