Xisco Mensua. Relato y documento

Texto realizado con motivo de la exposición Relato y documento, de Xisco Mensua. Sala Josep Renau, Facultat de Belles Arts de Sant Carles, Universitat Politècnica de València. Del 16 de enero al 28 de febrero de 2014.

Xisco Mensua. "Portbou", 2013, tinta s/papel.

“¿Cómo reducir la distancia, cómo pensar la adecuación entre el placer sentido de esas sombras proyectadas sobre la pantalla, la inteligencia de un arte y la de una visión del mundo? Jacques Rancière. Las distancias del cine.

Existe una necesidad vital de contar historias, por más que los modos de hacerlo hayan rebuscado con obstinación en sus antítesis mutuas y la linealidad aparente de sus formas iniciales se haya transformado en complejas construcciones que persiguen parecerse al mundo que toman como ejemplo, y contarlo. Los relatos componen una visión del mundo que intenta ser explicado, siempre sabiendo el final y por ello mismo, intentando rebelarse en su contra. Las fronteras entre lo veraz y lo verosímil son algo más que géneros de un mismo lenguaje, pues dependen del modo como entendemos el mundo de afuera –y el afuera del mundo–, como leemos un texto, una imagen o una secuencia que combine ambos.

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Tania Blanco: de pintar un mundo, a pintar el mundo

Texto a propósito de la obra de Tania Blanco.

Con la estética generalizada, el poder político de signo autoritario se apropia de los recursos del arte para extender su discurso de propaganda. La estética difusa, como una versión posterior y más sofisticada, se diluye y penetra sin aspavientos, con eslóganes amables, en la esencia de casi cualquier asunto: la elección de la mercancía como fin en sí misma. De la primera, concluía Walter Benjamin que “es la clase de estetización de la política practicada por el fascismo. La respuesta del comunismo es la politización del arte”[1]. Con la segunda no pudo lidiar el teórico comunista Giulio Carlo Argan, desbordado por la época inmediatamente posterior a la Modernidad. Para él, los enemigos de la estética eran la política y la tecnología, siempre atentas para apoderarse de sus cualidades y hacérselas propias. Guy Debord añadió una tercera pata, lo que él denomina “lo espectacular integrado” que, en cierta forma y según contextos, exhibe características de la primera o de la segunda, si bien se asienta sobre ésta, y “que hoy tiende a imponerse en el mundo entero”[2].

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