Texto realizado con motivo de la exposición Stimmung, de Nico Munuera en Proyecto Paralelo, México DF. Mayo-junio de 2014.
Cuando la pintura, sintetizada en un cuadro, delimita un espacio y lo llena de materia o lo vacÃa de historia para ser de nuevo, marca los lÃmites de una ventana, de una pantalla, de un relato que se da de golpe y que debe ir desentrañándose. Cada pequeño detalle asume su rol visible o de solapamiento para construir las pausas y la acción; los silencios o el ruido de fondo. La pintura exige del vacÃo su latencia, una suerte de presencia-ausencia semejante al efecto que el papel emulsionado de la fotografÃa analógica ejercÃa sobre la imagen: un ser-latencia que devendrá presencia fÃsica. Los efectos de esta operación derivada, en sentido estricto de deriva, forman parte de la vida orgánica del proceso, del haciéndose.