Texto realizado para la publicación Carlos Maiques. Crónicas de bolsillo, editado por Anja Krakowsky.
El don no se intercambia por nada. Se posee y se ofrece libre, sin pedir nada material a cambio, ni prepararse como en un ritual mÃstico o de exhibición pública. El don no es tanto la posesión de sÃ, como su puesta en práctica en los otros. Representa el método por el que entendemos que, quien lo posee, lo tiene y lo comparte. Hablando de Jacques Derrida, analizando su concepto de don, Geoffrey Bennington dice que “hay que intentar pensar en el don antes del intercambio, y en la ley antes del contrato, para acercarse a la cosaâ€. Y, más adelante: “Si la esencia del don es no ser objeto de intercambio, vemos que, hablando estrictamente, se anula como talâ€. Y, siguiendo con la reflexión, “para que el don esté limpio de todo movimiento de intercambio, deberÃa pasar inadvertido por el receptor. DeberÃa no recibirse como don, no ser un don en absoluto†(…) “aquà está implÃcita toda una complicación de la temporalidad: el don no está nunca en el presente; se da en un pasado que nunca ha sido presente y se recibe en un futuro que tampoco será presente jamásâ€. (Derridabase)