Texto realizado con motivo de la exposición de MartÃn López Lam Por si alguna vez lo olvido, recuerda no morir nunca. GalerÃa Rosa Santos, Valencia. 9 de enero – 13 de febrero de 2010
El autorretrato que inicia el recorrido de esta exposición es un texto dibujado sobre papel, el fondo oscurecido con tinta y las letras reservadas en blanco. No hay referencia ni información alguna de la fisonomÃa del autor, simplemente esta frase: “Nacà un 26 de octubre de 1981 a las 6’30, o algo asÃâ€. Por lo general, los autorretratos, al igual que ocurre con las autobiografÃas, tratan de definir, describir, mostrar, incluso sustituir por mimesis o a través de la ficción al personaje de análisis. Mirar y leer este autorretrato implica desconfiar del mensaje; la parte final del mismo (“o algo asÃâ€) no asume el yo como un hecho incuestionable que atiende a su nacimiento, el dÃa, la hora y la fe ciega que implica creer en ese puro avatar convertido en fecha señalada de por vida. Asimismo, genera una distancia ante el propio representado que puede verse como un descreimiento, el certificado concluyente del fin de la inocencia, el principio de la duda existencial sostenida en un momento concreto, y corregida y aumentada a lo largo de los años sucesivos.