Lo que pasa en la ciudad donde no pasa nada

Publicación memoria de actividades Dos años de Otro Espacio, Mislata, Valencia.

Es un símil fácil, pero esconde una cierta verdad: por no pasar, en Valencia ya no pasa ni el río sobre cuya vega se fundó la ciudad. Es asimismo cierto que sus inesperadas crecidas de caudal en períodos de lluvia, dieron más disgustos que alegrías a sus habitantes. Como un veneno que portase incluido su propio antídoto, el antiguo lecho del río Turia es ahora el pulmón verde de la capital y un lugar de encuentro que relaciona las dos partes de la ciudad de forma tranquila. Paradojas del destino. En esta transformación resultó decisivo el carácter combativo de los ciudadanos, que se opusieron al proyecto franquista del Plan Sur que deseaba convertir el río seco –con su curso ya desviado bordeando el sur de la ciudad– en un nudo de autopistas. Bajo la demanda de un riu verd, esta victoria de la ciudadanía a los pies de la cama de Franco puede considerarse el primer triunfo de la sociedad valenciana en el período inmediatamente anterior a la democracia.

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Cabanyal dos visions

Cabanyal dos visions, exposición colectiva de alumnos del Máster Universitario en Fotografía, Arte y Técnica, UPV. Espai Cultural Biblioteca Casa de la Reina / Bar La Paca, El Cabanyal, Valencia. Del 16 al 30 de junio de 2010.

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La fotografía tiene muchas caras, es un poliedro cargado de memoria. Cuando se muestra como documento, es capaz de representar historias con nitidez, siempre dispuesta a generar nuevos micro-relatos desde donde poder empezar cualquier análisis semiótico o cualquier narración personal. Las fotografías antiguas amplían todavía más la posibilidad de generar un universo de historias con el solo hecho de ver a sus protagonistas, incluyendo en sus vidas imaginadas los hábitos conocidos a partir de los detalles captados por las imágenes. El valor documental de las escenas cotidianas, festivas, laborales… plantea una consciencia de ser de aquello mostrado, ayudando a la comprensión de un contexto, de una época, de unos modos de vida.

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La “fórmula MuVIM” y la censura

Texto publicado en suplemento Quadern nº 508, El País – Comunitat Valenciana, jueves 18 de marzo de 2010.

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El 2 de julio de 2001 se inauguraba el Museu Valencià de la Il·lustració i de la Modernitat-MuVIM, con casi dos años de retraso. En aquel momento Eduardo Zaplana todavía era President de la Generalitat; José Díez, de la Diputació de València; Antonio Lis ejercía como Diputado de Cultura y Rafael Company había sido nombrado director del museo. De la gestión del mismo, en su inicio, se hizo cargo el Consorci de Museus, donde mandaba entonces con mano de hierro Consuelo Ciscar, no sin recibir quejas y despertar dudas a propósito de su programa de exposiciones. De su equipo fue la idea de incluir el concepto de “modernidad” (y su sigla) en el nombre del museo. Mientras tanto, Manuel Tarancón, impulsor del edificio en su período como President de la Diputació (1995-1999) era entonces Conseller de Cultura, donde había llegado sustituyendo a Francisco Camps quien, reclamado por Madrid, a su vez había sido nombrado Secretario de Estado de Administración Territorial. La Sala Parpalló se “incluyó” dentro del edificio de Vázquez Consuegra después de haber ocupado varios años un espacio en La Beneficència, donde recaló tras dejar su histórica sede de la calle Landerer. Los cambios sucesivos de ubicación fueron interpretados por la opinión pública cultural como un claro intento de restarle el prestigio alcanzado en su primera etapa por el método del borrado programado de la memoria. Una táctica que se empleó inmediatamente después con el IVAM (incluyendo el insólito cierre del Centre del Carme en 2002) donde se instaló una deriva programática y de discurso desconocida hasta entonces y que aún ha sido más patente desde 2004, año en que Consuelo Ciscar sustituyó en el cargo a Cosme de Barañano.

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La conclusión imposible

(sic) 12/12, 3 de diciembre de 2009. (sic) societat i cultura, proyecto expositivo/editorial. MUVIM, Valencia, 3 de diciembre de 2009 – 18 de febrero de 2010. Publicación sobre el barrio de Velluters, Valencia. Doce entregas semanales de 8 páginas cada una realizadas en papel prensa impreso en rotativa. Espacio de lectura (sic) con mobiliario de Xavier Arenós. Diseño tipografía (sic)Font y publicación (sic): ESTABLIMENT.

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Cuando se ideó (sic), bastantes meses atrás, el proyecto era una abstracción y una aventura aún por escribir, que al darle un aspecto y una forma a través de la tipografía, el diseño, la estructura de los contenidos, las colaboraciones, el mobiliario…, adquirió también una personalidad. Durante las doce semanas intensas de su existencia, (sic) ha roto algunos de los esquemas previos, incluso los más cercanos a la fecha de salida del primer ejemplar y, ahora que termina su recorrido, con Velluters como excusa y como fondo siempre presente, (sic) ha madurado; se ha emancipado de cualquier previsión y lo ha hecho mientras se mantenía fiel a su cometido principal de relacionar el concepto de museo (en este caso el MUVIM) con el de ciudad y barrio (Velluters). Esta relación, extraña y cotidiana al mismo tiempo, tan propia de los tiempos presentes en que los museos quieren humanizarse y los barrios necesitan hacerse escuchar en otras instancias, se ha querido cumplir a rajatabla y se ha llevado adelante hasta sus últimas consecuencias.

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Poder hacer, deber de hacer

(sic) 01/12, 3 de diciembre de 2009. (sic) societat i cultura, proyecto expositivo/editorial. MUVIM, Valencia, 3 de diciembre de 2009-18 de febrero de 2010. Publicación sobre el barrio de Velluters, Valencia. Doce entregas semanales de 8 páginas cada una realizadas en papel prensa impreso en rotativa. Espacio de lectura (sic) con mobiliario de Xavier Arenós. Diseño tipografía (sic)Font y publicación (sic): ESTABLIMENT.

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Este primer número de (sic) societat i cultura inicia un recorrido de doce semanas queriendo poner en relación diferentes elementos en apariencia dispares. En primer lugar, responde a un planteamiento de hacer ciudad haciendo cultura, o viceversa, tal y como creemos que debe entenderse la función de los museos en las sociedades contemporáneas. Esto es, pisando el suelo de la sociedad a la que se deben y representan, entendiendo sus espacios físicos como lugares de transacción de conocimiento y generando situaciones que los conecten con el público. La intención del Muvim al plantear un proyecto que incluyera dentro de sí el barrio donde se ubica, ha permitido desarrollar esta herramienta de uso social -periódica pero limitada, fraccionada pero con ánimo de ser un todo correlativo- en vez de buscar un resultado definido o la ilustración precisa de cualquier idea preconcebida. En cierto modo, responde a la necesidad de plasmar la personalidad orgánica de un espacio urbano que, por el hecho de serlo, está en proceso continuo.

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(sic) societat i cultura

Publicación periódica para proyecto expositivo
MUViM-Museu Valencià de la Il·lustració i la Modernitat. 17 diciembre 2009 – 14 febrero 2010

velluters

sic   Adverbio latino que significa “así”, que se emplea particularmente, colocándolo entre paréntesis, en las transcripciones de textos o documentos, para indicar que cierta palabra o expresión que puede parecer equivocada está así en el original.

(sic) se compone de doce periódicos semanales de 8 páginas cada uno.
Fecha salida primer número: 3 de diciembre de 2009
Fecha salida decimosegundo número: 18 de febrero de 2010

(sic) durante doce semanas quiere generar un espacio (las ocho páginas) que contenga otro (el barrio de Velluters de Valencia).
La intención de (sic) es crear un espacio cultural semanal centrado en un barrio, Velluters, el cual aloja el museo que produce el periódico, y disponer de la independencia y el tiempo óptimos para reflejar las distintas realidades de la zona, en fase de transformación y cambio.

 

Velluters es uno de los cinco barrios que componen la Ciutat Vella de Valencia y el último en despertar a la planificación y reurbanización generalizada de los cascos históricos. Marginado en parte por la apertura de la antigua Avenida del Oeste, hoy Barón de Cárcer, y la construcción de los edificios que lo dejaron enclaustrado entre dos avenidas de gran afluencia de tráfico, la degradación del barrio se acrecienta por la derivación del barrio chino en un lugar de conflicto. Un conflicto irresuelto al que hasta ahora sólo se ha propuesto la aséptica idea de hacer desaparecer a las personas consecuencia de esta irresolución.

El origen gremial del barrio queda atestiguado hoy por los nombres de numerosas calles, no por la existencia real de profesionales agrupados en la zona. Esta idea, sin embargo, ha perdurado hasta el punto de haber modificado su nombre (o recuperarlo), antes denominado barrio de El Pilar o, directamente, el Chino.

La complicidad entre este pasado y el momento actual, en que los comercios tradicionales han desaparecido o se han transformado en locales destinados al ocio o a actividades terciarias, es un aspecto que interesa analizar en (sic). Asimismo, interesa analizar la evolución y el cambio de paradigma de la arquitectura de la zona, cuyo entramado medieval no ha sido respetado en proyectos clave, como el Complejo educativo de Velluters, o donde las intervenciones de nuevos edificios de viviendas han sido más o menos acertadas.

Otro aspecto de interés relacionado con el anterior, se centra en recuperar determinadas voces no tan lejanas en el tiempo y, sin embargo, completamente apartadas del vocerío actual circundante. ¿De verdad hemos cambiado tanto? Y si es así, este cambio, ¿realmente sigue definiéndonos?

Pocas dudas pueden surgir ahora, en este proceso proyectual, a propósito de la principal intención de (sic), que es definir una identidad general a partir del análisis profundo de un particular. Un intento de descifrar un todo abstracto a partir del análisis profundo de una parte concreta.

Puedes ir comprobando los avances de este proyecto y proponer casos de estudio y cuestiones en (sic)

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Impactos mediáticos de las revueltas

Texto realizado para la publicación de la X Edición Cabanyal Portes Obertes. Salvem Cabanyal-Canyameral. El Cabanyal, Valencia. Octubre 2008.

La fotografía de prensa es el registro de los acontecimientos merecedores de ser noticia. Así lo sabemos tras más de un siglo de prensa diaria ilustrada con fotografías, a la que acudimos deseosos de confirmar nuestras ideas con sus imágenes. No siempre coinciden, pero no tanto por su falta de precisión como por la ausencia de visibilidad de ideas y opiniones minoritarias. La minoría es aquello que debe existir en cualquier estado de derecho que se precie para que la mayoría siga ninguneándola, cuando no deseando su pronta y aséptica desaparición. Mientras que saber cuándo un acontecimiento es merecedor de convertirse en noticia es tanto o más complicado como descubrir qué nace antes, si el evento o la necesidad de seguir aportando información diaria. El paso de un acontecimiento del estado de suceso al de noticia es más rápido y accesible que el que tiene que hacer una opinión minoritaria para convertirse en mayoritaria. Entre medias está, en ambos casos, el papel de los medios de comunicación; pero la economía, ya lo hemos comprobado sobradamente, siempre gana a la ideología… incluso en épocas de crisis.

 

La velocidad de los sucesos y la necesaria ocupación del espacio de los medios de masas parecen conciliar sus esfuerzos para dejarnos asombrados por igual ante la afluencia de datos y ante su narración casi idéntica, salvo detalles cada vez más imperceptibles en el tono o en el enfoque del discurso. Es por eso, tal vez, que las transformaciones en los modos de difundir las noticias hayan ayudado a la banalización de la información escrita tanto como han favorecido la eclosión de la comunicación audiovisual, especialmente con las prestaciones que ofrece Internet, convertido en el termómetro de la actualización perpetua. Perfecta horma al zapato de una sociedad cada vez más dispuesta a vivir los sucesos en tiempo real y a asumirlos a la par que se producen, olvidándolos al poco con similar fruición.

En las ciudades contemporáneas ha ido contagiándose globalmente una necesidad de verse y mostrarse como objeto de deseo que no atiende a fronteras y que necesita seguir en mantenida huída hacia adelante para conservar su imagen ilusoria. Un panorama donde han tenido mucho que decir los medios de comunicación de toda índole y condición y las imágenes promocionales. Esta actitud ha llegado a Valencia tan tardíamente y con una fuerza tan inusitada que no puede más que provocar un amor desenfrenado entre quienes estén a favor de la mercantilización de la imagen de la ciudad y la conversión de su patrimonio en un gran plató televisivo o un desamor profundo entre quienes esperaran un comportamiento más maduro y contenido por parte de los responsables públicos, sabiéndose como se sabe la trama y el desenlace de este argumento. Más si cabe si la escenografía de esta ciudad por la que un día pasó un río y que debe su ubicación original y su idiosincrasia geográfica a una serie de elementos que han desaparecido, se encamina hacia un gigantismo por igual deshumanizado en sus proporciones e irreversible en su ejecución; admirado y cuestionado a un tiempo.

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