(sic) societat i cultura

Publicación periódica para proyecto expositivo
MUViM-Museu Valencià de la Il·lustració i la Modernitat. 17 diciembre 2009 – 14 febrero 2010

velluters

sic   Adverbio latino que significa “así”, que se emplea particularmente, colocándolo entre paréntesis, en las transcripciones de textos o documentos, para indicar que cierta palabra o expresión que puede parecer equivocada está así en el original.

(sic) se compone de doce periódicos semanales de 8 páginas cada uno.
Fecha salida primer número: 3 de diciembre de 2009
Fecha salida decimosegundo número: 18 de febrero de 2010

(sic) durante doce semanas quiere generar un espacio (las ocho páginas) que contenga otro (el barrio de Velluters de Valencia).
La intención de (sic) es crear un espacio cultural semanal centrado en un barrio, Velluters, el cual aloja el museo que produce el periódico, y disponer de la independencia y el tiempo óptimos para reflejar las distintas realidades de la zona, en fase de transformación y cambio.

 

Velluters es uno de los cinco barrios que componen la Ciutat Vella de Valencia y el último en despertar a la planificación y reurbanización generalizada de los cascos históricos. Marginado en parte por la apertura de la antigua Avenida del Oeste, hoy Barón de Cárcer, y la construcción de los edificios que lo dejaron enclaustrado entre dos avenidas de gran afluencia de tráfico, la degradación del barrio se acrecienta por la derivación del barrio chino en un lugar de conflicto. Un conflicto irresuelto al que hasta ahora sólo se ha propuesto la aséptica idea de hacer desaparecer a las personas consecuencia de esta irresolución.

El origen gremial del barrio queda atestiguado hoy por los nombres de numerosas calles, no por la existencia real de profesionales agrupados en la zona. Esta idea, sin embargo, ha perdurado hasta el punto de haber modificado su nombre (o recuperarlo), antes denominado barrio de El Pilar o, directamente, el Chino.

La complicidad entre este pasado y el momento actual, en que los comercios tradicionales han desaparecido o se han transformado en locales destinados al ocio o a actividades terciarias, es un aspecto que interesa analizar en (sic). Asimismo, interesa analizar la evolución y el cambio de paradigma de la arquitectura de la zona, cuyo entramado medieval no ha sido respetado en proyectos clave, como el Complejo educativo de Velluters, o donde las intervenciones de nuevos edificios de viviendas han sido más o menos acertadas.

Otro aspecto de interés relacionado con el anterior, se centra en recuperar determinadas voces no tan lejanas en el tiempo y, sin embargo, completamente apartadas del vocerío actual circundante. ¿De verdad hemos cambiado tanto? Y si es así, este cambio, ¿realmente sigue definiéndonos?

Pocas dudas pueden surgir ahora, en este proceso proyectual, a propósito de la principal intención de (sic), que es definir una identidad general a partir del análisis profundo de un particular. Un intento de descifrar un todo abstracto a partir del análisis profundo de una parte concreta.

Puedes ir comprobando los avances de este proyecto y proponer casos de estudio y cuestiones en (sic)

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Impactos mediáticos de las revueltas

Texto realizado para la publicación de la X Edición Cabanyal Portes Obertes. Salvem Cabanyal-Canyameral. El Cabanyal, Valencia. Octubre 2008.

La fotografía de prensa es el registro de los acontecimientos merecedores de ser noticia. Así lo sabemos tras más de un siglo de prensa diaria ilustrada con fotografías, a la que acudimos deseosos de confirmar nuestras ideas con sus imágenes. No siempre coinciden, pero no tanto por su falta de precisión como por la ausencia de visibilidad de ideas y opiniones minoritarias. La minoría es aquello que debe existir en cualquier estado de derecho que se precie para que la mayoría siga ninguneándola, cuando no deseando su pronta y aséptica desaparición. Mientras que saber cuándo un acontecimiento es merecedor de convertirse en noticia es tanto o más complicado como descubrir qué nace antes, si el evento o la necesidad de seguir aportando información diaria. El paso de un acontecimiento del estado de suceso al de noticia es más rápido y accesible que el que tiene que hacer una opinión minoritaria para convertirse en mayoritaria. Entre medias está, en ambos casos, el papel de los medios de comunicación; pero la economía, ya lo hemos comprobado sobradamente, siempre gana a la ideología… incluso en épocas de crisis.

 

La velocidad de los sucesos y la necesaria ocupación del espacio de los medios de masas parecen conciliar sus esfuerzos para dejarnos asombrados por igual ante la afluencia de datos y ante su narración casi idéntica, salvo detalles cada vez más imperceptibles en el tono o en el enfoque del discurso. Es por eso, tal vez, que las transformaciones en los modos de difundir las noticias hayan ayudado a la banalización de la información escrita tanto como han favorecido la eclosión de la comunicación audiovisual, especialmente con las prestaciones que ofrece Internet, convertido en el termómetro de la actualización perpetua. Perfecta horma al zapato de una sociedad cada vez más dispuesta a vivir los sucesos en tiempo real y a asumirlos a la par que se producen, olvidándolos al poco con similar fruición.

En las ciudades contemporáneas ha ido contagiándose globalmente una necesidad de verse y mostrarse como objeto de deseo que no atiende a fronteras y que necesita seguir en mantenida huída hacia adelante para conservar su imagen ilusoria. Un panorama donde han tenido mucho que decir los medios de comunicación de toda índole y condición y las imágenes promocionales. Esta actitud ha llegado a Valencia tan tardíamente y con una fuerza tan inusitada que no puede más que provocar un amor desenfrenado entre quienes estén a favor de la mercantilización de la imagen de la ciudad y la conversión de su patrimonio en un gran plató televisivo o un desamor profundo entre quienes esperaran un comportamiento más maduro y contenido por parte de los responsables públicos, sabiéndose como se sabe la trama y el desenlace de este argumento. Más si cabe si la escenografía de esta ciudad por la que un día pasó un río y que debe su ubicación original y su idiosincrasia geográfica a una serie de elementos que han desaparecido, se encamina hacia un gigantismo por igual deshumanizado en sus proporciones e irreversible en su ejecución; admirado y cuestionado a un tiempo.

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